sábado, 28 de septiembre de 2013

    ¡Hola! Mi nombre lo he olvidado desde que todos me llaman «Tú», y vengo de un planeta pequeño cercano a Betelgeuse. Es un planeta precioso. Acabo de conocerte y es una locura, ¡pero me gustaría llevarte algún día de vacaciones allí! Tiene unas playas... ¡Y unas montañas!... ¡¡Y ambas juntas!! La orilla del mar comienza en la cima de la montaña - no te agobies, con la baja gravedad la escalas en diez saltos y una voltereta -. Si te quedas cerca cuando sube la marea, ves cómo las olas boreales van acercándose cada vez más hasta mojarte los pies, y notas cómo se te sumergen un poco en en la arenieve y te hace cosquillas entre los dedos ¡y está tan fresquita a primera hora de la mañana!... Cuando hay anticiclón se puede bucear sin temor a las corrientes, aunque hay que tener cuidado porque enseguida cubre mucho. En un paso haces pie en la cima de la montaña ¡y al siguiente la profundidad puede llegar hasta pasar la ionosfera!

    Me encantaría que vinieras a pasar el verano, aunque hay mucha más gente y las playas se llenan de guiris de Alfa-Centauri, pero hace mejor tiempo, y cuando pasa el satélite de Nivea lanza pelotas hinchables. Desde la tumbona, como no hay nubes que tapen la visa, puedes pasarte la noche contemplando las constelaciones de los valles de luciérnagas...

    ¿Vendrás conmigo?



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Texto del día, dedicado a Clara Dengakurin ^^
Texto también en DeviantArt aquí

jueves, 30 de mayo de 2013

Melancholia

Melancholia, de Lars von Trier

Siendo un ser humano poco importa lo insignificante y efímero de la existencia.
El no ser más que una mota de polvo en el planeta Tierra, una anécdota en el tiempo y un pingajo en el universo.
Tú, que te crees un pequeño retazo de nada, eres un mundo para otros habitantes de este mismo mundo. Existen seres vivos que podrían forjar una civilización sobre la palma de tu mano.
Y mientras, los sentimientos que surgen de tu pequeño cerebro  son capaces de arremeter con tal fuerza que sientes poder mover planetas, y pueden llegar a ser tan abrumadores que sientas abarcar toda la atmósfera, con su propio color, su aroma y su peso.

En mentes de otras personas, sentimientos de amor pueden ensalzarte como el ser más importante de la creación, mientras en la tuya sentimientos de abatimiento te hunden en las más densas tinieblas.

Es sorprendente que digas que nada importa y todo es insignificante cuando ese mismo pensamiento en tu cabeza es para ti más inmenso que el mundo.
Siendo un ser humano poco importa lo insignificante y efímero de la existencia, porque alrededor, encima y dentro de ti se desarrollan y mueven universos enteros.

Es posible ser melancólico y, a pesar de ello... y por ello, ser feliz...
Basta dejar de ver el vacío como un negro pozo estático, pues si dejas de mirarlo fijamente,  con tan solo pasear la mirada distraída; deteniéndote por un momento a respirar hondo y aguzando el oído,... puedes verlo centellear y fluir; descubrir que tiene mas de un aroma y que se produce un agradable ruido cuando el viento pasa a través de él...

Cómic por Aaron Díaz, autor de Dresden Codak


jueves, 21 de marzo de 2013

Aguja e hilo


Hace un rato he estado remendando unos pantalones. Ha sido la actividad más agradable y gratificante que he hecho en una semana. O tal vez meses.

Tengo mucho que agradecer al libro "El nombre del viento". Leer sobre alguien que se encuentra sin nada más que su habilidad y su esfuerzo para salir adelante y mejorar cada día de su vida. Remendando él mismo su ropa, cosiendo él mismo sus heridas. Cada pequeño logro es un tesoro que no hay que malgastar.

 Todo lo contrario a la vida regalada que tenemos casi todos los jóvenes de ahora.

Siento que tengo una vida con más comodidades de las que merezco. Aunque sea de agradecer, me iría bien sentir lo que es tener que dedicar esfuerzo en ganarme la comida, o al menos, los caprichos y comodidades. Apuesto a que de eso último, la mayoría sí tenemos más de lo que nos merecemos, y eso pasa factura. Pasa factura por medio de una entrenada pereza, por medio del conformismo, y todo eso, en masa, se reproduce a la sociedad y de nuevo pasa factura.

Un hogar pequeño, deberes que hacer, placeres baratos, tiempo de estudio y entrenamiento, armario escueto y pantalones remendados. Eso es lo que deseo hasta que me gane algo más.


martes, 19 de marzo de 2013

Si te cuesta levantarte cada mañana al despertar es que vez más razones para vivir durmiendo que para ponerme en pie.




Llevo un par de meses en los que los días que logro levantarme con el despertador son, más que escasos, casi milagrosos, incluso teniendo que ir a clase... Es una de esas épocas en las que uno desearía hibernar una temporada. Estando despierto no encuentro libertad de acción porque ninguna de las opciones posibles son una buena elección. Hace años me despertaba cada mañana a las cinco y media de la madrugada, luchando contra unos perezosos párpados y la luz cegadora para sentarme al ordenador y escribir hasta la hora de ir al colegio. Hoy necesito estar enganchado a algún videojuego para tentarme a poner los pies en el suelo. Tengo ganas de poder retomar el timón y que peda llenar cada día de motivos para ponerme en pie y trabajar.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Tesoros en la sal

Una vez, un ángel que conocí me enseñó lo que podía esconderse en un puñado de sal. Canciones de marineros y sueños de peces. Desde ese día en aquel tejado quise ser buscadora de tesoros. No buscar oro y diamantes, sino lo que hay en su interior. En un anillo de oro encontré la ira de un volcán, en un colgante de diamante el guiño de ojo de un hada, en un queso encontré la fuerza para trabajar de un enano en las minas, y en un vaso de agua de una cascada, las lágrimas de las montañas y el nacimiento de una flor.


    GK
    —Para Kvothe, quien me enseñó a buscar, y para Auri, quien me enseñó a encontrar.



Este libro, su protagonista, me ha dado fuerzas para trabajar, esforzarme y luchar. Y eso lo considero uno de los mayores elogios que se pueden decir de una obra.

lunes, 4 de marzo de 2013

Un buen camino

«Me he arrepentido más veces de ser buena persona que de ser un hijo de puta».
Esta es otra dolorosa frase con la que me he topado en Twitter. Pensad ¿qué os parece?
No tardé en responder, aunque no conocía al que lo había escrito: «Porque los hijos de puta no se arrepienten. Esa es una de las grandes diferencias».
Esto fue hace tiempo, pero algo parecido, la razón de que escriba hoy, lo he visto repetirse en muchas otras ocasiones. Esta mañana me hicieron la pregunta a mí, así que aquí contestaré, para este buen amigo mío y para todos.
«¿Sirve de algo ser bueno con el mundo? Si tu eres bueno y nadie lo es contigo, ¿merece la pena?»
Quienes se plantean esta pregunta son personas frustradas, que en su esfuerzo por ser buenas se han topado más de una vez con la injusticia o la traición. Para todos aquellos escribo esto con la esperanza de lanzar algo de luz:

La respuesta más simple: Sí
Respuesta corta: Rotundamente sí.
Respuesta larga: De aquí en adelante trataré de mostrate el porqué merece la pena, ante cualquier situación, seguir siendo bondadoso.

Ante todo ¿qué buscas? ¿Te han hablado del tal Karma y deseas que te sucedan cosas buenas? Una razón ya menos extendida entre la juventud, ¿quieres entrar al cielo cuando mueras? Si estas son tus motivaciones, no eres una buena persona. La bondad es una virtud a seguir en cualquier circunstancia, no el medio para conseguir beneficio. Sin embargo, tal vez tu motivación sea que crees justa la máxima «trata a los demás tal como te gustaría ser tratado», o por la felicidad de ver esa sonrisa de gratitud de la persona que has ayudado.

Pero esa gratitud es cierto que no se encuentra siempre. Aquí es cuando llega la decepción, tal vez la traición, y entonces la duda. «Parece que al universo le importa un bledo tu esfuerzo por ser bueno». ¿De verdad? Para decir eso ¿te has parado a pensar en los demás o solo en ti mismo? Piensa en las personas que te han dado las gracias, las personas más cercanas a ti ¿crees que a ellos les da igual? A ellos les importa. A mí me importa. Y a ti también debería importarte.
Dices que te duele la maldad de otras personas, que el mundo está lleno de basura. Precisamente por eso no deberías renunciar al buen camino, de lo contrario te verás convertido en lo que dices aborrecer. Harás a otros el daño que te han hecho a ti, tal vez les hagas cuestionarse su camino igual que tú ¿El resultado? Más individuos como los que te han hecho sufrir, y uno de ellos eres tú. Sin embargo si sigues la senda de la bondad, aunque no hagas desaparecer a aquellos que te hieren, el resto de buenas personas seguirán contigo, correspondiéndote con una gratitud verdadera.


«—¡Doctor, tienen armas!
— Y yo no, lo que me hace mejor persona ¿No crees? Podrán matarme a tiros, pero la superioridad moral es mía.» (Doctor Who)

sábado, 23 de febrero de 2013

Sobre el perdón y la mala memoria

«Perdono pero no olvido».

Es una frase que siempre me ha dolido oír. Se la he escuchado decir a alguna persona estando cara a cara con ella (cómo son estos tiempos, hace falta que especificar que no ha sido por Internet), mientras lo decía veía en sus ojos qué clase de imagen acudía a su memoria al pronunciar esa frase. Ofensas, traiciones, dolor,... personas con las que ya no se tiene contacto, personas que para ella ahora son menos de lo que llegaron a ser. No encuentro compasión el los ojos de alguien mientras alude a esas palabras.

Creo que ahí está la diferencia, el porqué de la tristeza que encuentro en esa oración. No me hace pensar en ofensas que he sufrido, lo que a mi mente viene  es «Si le fallo ¿de verdad me perdonará?, ¿me guardará rencor aunque diga que me perdona? Soy humano... no quiero dañarla, pero  no puedo evitar cometer nunca un error... Si sucede, ojala... ojalá pueda perdonarme con toda su alma...»

No solo son traiciones y ofensas lo que necesita perdón. También muchas equivocaciones. «Perdono pero no olvido». ¿De verdad hay que recordar los errores? Ni recordarlos ni olvidarlos, hay que destilarlos, los errores de una persona han de servirle para aprender. ¿Tiene sentido que otros sí se los recuerden? Duele que te tengan a uno en cuenta equivocaciones que día a día trata de enmendar.

«Perdono pero no olvido» no es perdonar. Es pasar algo por alto «al menos por esta vez». Son strikes de béisbol. «Tengan o no relación uno con otro, el primer fallo te lo perdono, el segundo también, el tercero... adiós». ¿De verdad me perdonaste alguno? Parece que los tuviste en cuenta todos desde el principio. No importó que mi ultimo error fuese pequeño, un malentendido, se sumó a una bola de nieve que no quisiste parar por mí.

Si no quieres perdonar, no perdones. No hay por qué perdonar siempre. Si hay alguien que te hace daño, y te lo seguirá haciendo, siendo además consciente de ello... tal vez no sea cuestión de perdonar u olvidar, tal vez tengas que plantearte mejor a quien has entregado tu confianza. No creo que haga falta «no olvidar» cada mal perdonado para saber cuándo con alguien no te conviene mantener relación. No hacen falta muchas luces para ser consciente de a quien toca dejar de perdonar, sin necesidad de «no olvidar» cada error de personas que se preocupan de verdad en hacer las cosas bien. Me duele pensar que a esas personas se lo recordareis, que almacenéis los males como aviso para quien no desea hacerte daño; como futuro reproche, como un contador que aumentar hasta «el punto de no perdono». Si no mereces mi perdón, no necesito recordar para dejar de hablar contigo, pero si te mereces mi perdón...

...Mi perdón es para siempre.

«Yo no hablo de venganzas ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón». (Jorge Luis Borges)