Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de febrero de 2013

Sobre el perdón y la mala memoria

«Perdono pero no olvido».

Es una frase que siempre me ha dolido oír. Se la he escuchado decir a alguna persona estando cara a cara con ella (cómo son estos tiempos, hace falta que especificar que no ha sido por Internet), mientras lo decía veía en sus ojos qué clase de imagen acudía a su memoria al pronunciar esa frase. Ofensas, traiciones, dolor,... personas con las que ya no se tiene contacto, personas que para ella ahora son menos de lo que llegaron a ser. No encuentro compasión el los ojos de alguien mientras alude a esas palabras.

Creo que ahí está la diferencia, el porqué de la tristeza que encuentro en esa oración. No me hace pensar en ofensas que he sufrido, lo que a mi mente viene  es «Si le fallo ¿de verdad me perdonará?, ¿me guardará rencor aunque diga que me perdona? Soy humano... no quiero dañarla, pero  no puedo evitar cometer nunca un error... Si sucede, ojala... ojalá pueda perdonarme con toda su alma...»

No solo son traiciones y ofensas lo que necesita perdón. También muchas equivocaciones. «Perdono pero no olvido». ¿De verdad hay que recordar los errores? Ni recordarlos ni olvidarlos, hay que destilarlos, los errores de una persona han de servirle para aprender. ¿Tiene sentido que otros sí se los recuerden? Duele que te tengan a uno en cuenta equivocaciones que día a día trata de enmendar.

«Perdono pero no olvido» no es perdonar. Es pasar algo por alto «al menos por esta vez». Son strikes de béisbol. «Tengan o no relación uno con otro, el primer fallo te lo perdono, el segundo también, el tercero... adiós». ¿De verdad me perdonaste alguno? Parece que los tuviste en cuenta todos desde el principio. No importó que mi ultimo error fuese pequeño, un malentendido, se sumó a una bola de nieve que no quisiste parar por mí.

Si no quieres perdonar, no perdones. No hay por qué perdonar siempre. Si hay alguien que te hace daño, y te lo seguirá haciendo, siendo además consciente de ello... tal vez no sea cuestión de perdonar u olvidar, tal vez tengas que plantearte mejor a quien has entregado tu confianza. No creo que haga falta «no olvidar» cada mal perdonado para saber cuándo con alguien no te conviene mantener relación. No hacen falta muchas luces para ser consciente de a quien toca dejar de perdonar, sin necesidad de «no olvidar» cada error de personas que se preocupan de verdad en hacer las cosas bien. Me duele pensar que a esas personas se lo recordareis, que almacenéis los males como aviso para quien no desea hacerte daño; como futuro reproche, como un contador que aumentar hasta «el punto de no perdono». Si no mereces mi perdón, no necesito recordar para dejar de hablar contigo, pero si te mereces mi perdón...

...Mi perdón es para siempre.

«Yo no hablo de venganzas ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón». (Jorge Luis Borges)

domingo, 15 de abril de 2012

Un aplauso...

Hace un tiempo leí en un estado de tuenti:

<< Un aplauso para todas esas personas que ''te querían'' y ahora ni te hablan. >>

Bien, bien, [*preparada mirada de desdén ¬.¬] *plas* *plas* *plas*... no

¿Soy el único que, al leerlo, en vez de pensar en "aquella persona..." y y dedicarle el aplauso.., piensa en sí mismo?
Vale, me acordé de una "Ella" que hubo una vez, pero luego pensé en a quién yo había dejado marchar.. a quién olvidé... a quién dejé atrás...
¿Y tú? ¿Acaso conservas todas las relaciones que alguna vez consideraste importantes? ¿Nunca abandonaste a nadie?

Encontré también una vieja carpeta, dentro de la carpeta de fotografías, llamada "mis amigos"
Borré el 90% . Sin ningún reparo.
Con alguno de ellos aún hablo..

Lo que da a reflexionar no es que sucediera. Los sentimientos cambian, las personas cambian. Si no por qué, y cómo ocurrió.
Tanto aquellos a quienes importabas que te olvidaron, como aquellos que hayas descubierto que has dejado distanciarse...

Tal vez os distanciasteis lentamente, sin daros cuenta. Simplemente no se os ocurrió qué contaros durante unos días y.. se volvió rutina. No lo visteis hasta que ya estabais lejos. Y tal vez intentasteis recuperarlo, o tal vez no, ya había perdido importancia...

Tal vez uno se distrajo, "olvidó" los sentimientos del otro y dejo de dedicarle tiempo. Causando frustración o asolamiento en el otro, que poco a poco acabó olvidando sus propios sentimientos..

Tal vez una discusión o un problema. Y que uno.. o ninguno, quiso o supo perdonar..
O problemas continuos que no se supieron arreglar, hiriendo la relación hasta que uno dice "ya basta".

Tal vez uno cambió. La relación ya no le parecía interesante o importante, o le parecía más dolorosa que inspiradora, y decidió alejarse. Tal vez fue sincero y lo dijo, tal vez fue frío y simplemente dejo que perdiera fuerza hasta romperse, tal vez fue inmaduro y huyó y se dedico a evitar al otro para no tener que dar explicaciones incómodas, esperando que tarde o temprano se olvidase...

Culpa propia, culpa del otro, culpa de ambos, culpa de nadie... Cuestión de tiempo, cuestión de circunstancias, cuestión de diferencias de madurez...

Es curioso ver ahora alguna de aquellas viejas fotos... Antes podías contempla alguna sin parar, para poder contemplar a aquella persona...
Y ahora te hace apartar la mirada... O la contemplas con melancolía...
O simplemente: nada. Aquella imagen en la que antes podías sumergirte vuelve a ser solo una fotografía en dos dimensiones, cerrada. Puedes verla pero no contemplarla. La figura se ha fusionado con el fondo y ya no deja hueco para encontrar nada más...

¿Quedan, al menos, recuerdos que merecen la pena? ¿O aprendiste con ellos? Eso es lo importante. No podemos evitar los cambios, las personas vienen y van.
Y Siempre hay también algunos... que no importa cuánto tiempo lleveis sin veros, sin hablar. Un día volveis a encontraros y la confianza sigue intacta, el entusiasmo renacido, y ambos dan todo de si para ponerse al día y sentir como si el tiempo no hubiera pasado.
Esos.. Ellos si que merecen un aplauso, y de los de verdad.

lunes, 27 de febrero de 2012

Marea de coleguismo

He descubierto algo que no me gusta nada de la universidad:
no se hacen amigos.

No es nada nada fácil encontrar amigos. Colegas, todos los que quieras, tienes oportunidades a patadas. Pero amigos...
Se acaban formando los grupos. Acabas en uno o dos grupos medianamente definidos, muchos porque coincidían en las mismas clases, se conoce a uno, a otro, ellos dos se ve que se conocían también... pues aparece el grupito de buen rollo, y al salir de clase son los primeros a los que se llama para quedar en grupo.
Da igual que empieces yendo con uno solo, que pases mucho tiempo y vayas tomando confianza, llegarán unos colegas y la amistad que se podía haber forjado se diluye en un mar de coleguismo. Hay demasiada gente agradable como para centrarse en uno solo (?) y alfinal las conversaciones se quedan en charla superficial.

Hay gente que usa la palabra muy rápido, pero yo en Salamancia aún no tengo amigos. El que más posibilidades tenía de acabar llamándose así cada vez va incluso perdiendo puntuación.

Dirán muchos padres lo que quieran de Internet, pero el 90% de las amistades que tengo y he tenido empezaron a forjarse siempre allí, aunque fuesen de la misma ciudad. En una conversión de msn a la que dediques atención, mientras lees y escribes no existe nadie más.